Inusual.
Textos de Arte por Adriana Cantoral
8 de abril de 2021
México
Las espirales coloridas de Magy Pérez Marrón nos recuerdan a las historias que guardan los anillos de los troncos de los árboles, a esas huellas y marcas concéntricas que habitan silenciosamente en su interior. Tal cual cortes transversales de madera, la artista recrea memorias ocultas a través de texturas y relieves que describen circunferencias. De alguna manera replica una cierta dendrología en la tela en el momento de plasmar movimientos circulares y flujos de tonalidades que no cesan de rodear el centro. Ese característico dinamismo se vuelve eterno, hipnotizante y espiritual. De hecho, suele pintar sus obras en bastidores redondos colocados en un torno que gira tanto de ida como de vuelta. Es la rotación misma de la pintura lo que apreciamos en sus lienzos. La fuerza centrífuga de lo meramente pictórico.
Los colores ágiles e incesantes que utiliza se asemejan a ondas de agua que viran incansablemente sobre sí mismas. Flores son sus piezas, con los pétalos indiferenciados, mezclados y combinados los unos con los otros. Relojes en los que las arenas van barriendo el tiempo. Remolinos de viento que arrastran diversos tonos. Visiones remotas, cercanas, atemporales. Recorridos por las complejidades de la consciencia. Manifestaciones cromáticas del alma. Procesos de sanación. Sedimentos empujados y movidos por lo hondo del afluente. Series de Fibonacci abiertas, en libertad. Interiores de pequeños caracoles. Gigantescas galaxias lejanas. Microscópicas secuencias helicoidales de ADN. Torbellinos de aires que se iluminan con el espíritu. Vórtices que brotan del subconsciente. Vinilos de músicas perpetuas. Sistemas solares a la velocidad de la luz. Ciclos amorosos inacabables. Pupilas multicolores que se dilatan. Ojos divinos de profundidades interminables. Meditaciones vibrantes. Arcoíris surrealistas. En definitiva, el origen mismo de la vida.
Todas sus obras nos remiten al núcleo, a esas intuiciones profusas y concentradas que se separan de la razón y se expanden de forma infinita. Nos hablan también del universo que yace en nuestro interior, abundante en sabiduría y sensibilidad. Como si de mandalas se tratara. Sin duda, el lenguaje expresionista abstracto con que pinta sus creaciones, las imperfecciones, las improntas gestuales, la paleta, los accidentes y las perspectivas hacen de su arte un camino que avanza, se encuentra y mueve entre belleza, introspección, soltura, armonía, renacimiento, gozo, bienestar y plenitud para circundar nuestra existencia terrenal hacia lo divino.
Adriana Cantoral
Cómo Margarita Pérez Marrón, la traductora, llenó sus lienzos de palabras no dichas.
Tuve el placer de reunirme con Margarita Pérez Marrón en Sotheby's Nueva York, este mes de julio. Ella es una fotógrafa y artista visual que vive en la Ciudad de México. "Por favor, llámame Magy". Su estilo integral y su obra son surrealistas y expresionistas. Me intrigó y quise saber más sobre ella. Magy tiene una energía tan cálida y alegre. Conectamos inmediatamente y decidí invitarla a comer y hablar de su arte. Nos reunimos el miércoles en el Organic Café de la Avenida Lexington con la calle 51. Compartió su técnica de aplicación de la tinta china, sus inspiraciones e ideas. Todo comienza con una línea de garabato y tinta china, comenzó. "Siempre llevo mi bolígrafo especial a todas partes, a la comida con los niños, al aeropuerto, no importa". El trazo no tiene principio ni fin: existe en un espacio surrealista creando una composición de formas geométricas y orgánicas sobre el lienzo.
Magy trabajó como intérprete de conferencias independiente durante muchos años y nunca se consideró una artista profesional; sin embargo, la artista siempre estuvo dentro. Estuvo tomando clases y diferentes talleres durante más de 7 años, y mantuvo su práctica como un hobby. Hasta que un día, un profesor al que admiraba le preguntó si iba a seguir su carrera de artista. "No" -respondió ella. "Es muy irresponsable de tu parte", le contestó decepcionado. Esto le abrió los ojos y la llevó a tomar la decisión de dejar su trabajo, que en ese momento le parecía duro. A veces, necesitamos que alguien nos recuerde quiénes somos realmente. En el día de la madre, sus hijos dijeron que su madre era más feliz cuando estaba pintando. Fue otro momento crítico y de despertar para Magy, tras el cual decidió que no miraría atrás y se centraría en su Arte. "Por fin encontré mi voz pintando y ahora soy una persona más feliz; tomé la decisión y la elección correctas". Además de pintar, también da clases de pintura al óleo en su estudio en México. Actualmente está trabajando en la ampliación de su espacio porque el número de alumnos que quieren asistir a sus clases es cada vez mayor. Además, un espacio más grande le ayudará a trabajar en piezas de mayor escala que están en sus planes futuros. La artista trabaja en seis obras a la vez, y tarda aproximadamente dos meses en terminarlas. Su técnica va desde el óleo y la tinta china hasta el papel, la hoja de oro, etc., que incorpora con collages.
Masha Ermeeva